FALACIAS RECURRENTES
II
Josué Díaz Moreno
Este artículo es la continuación de otro
publicado en el blog El Vendaval con
fecha 10.01.2014.
Hace
unas semanas saltaron las alarmas en Valencia por un supuesto caso de contagio
por ébola que finalmente resulto ser falso. Un poco antes, Jean-Marie Le Pen
expresó que la epidemia solucionaría el problema de la inmigración en tres
meses.
Más
allá de la malicia del personaje y de sus abominables declaraciones, conviene
no ser hipócritas, y detenerse unos minutos a profundizar en el mensaje, pues me
temo que encuentra en el auditorio no pocos receptores que si bien reprobarían
a priori la macabra forma de contención, en último término estarían de acuerdo
con el fondo de la cuestión: contener al inmigrante lejos de las fronteras
patrias.
No
en vano, las políticas de inmigración del gobierno se fundamentan en este
principio. Para el PP, el fenómeno de la inmigración es abordado desde la doble
dimensión del problema y la amenaza.
La Unión Europea, doble
moral y política de contención.
La
estrategia de la UE en políticas migratorias no se basa en garantizar derechos
y libertades, en construir la paz y garantizar la soberanía alimentaria en los
países africanos donde la vida vale menos que la muerte. No. La estrategia es
mirar para otro lado, y, si acaso, profundizar en la expoliación y
desigualdades favoreciendo, a través de la Agenda para el Cambio[1], nuevos mercados
desregulados y liberalizados para la internacionalización
de las funestas multinacionales europeas, todo ello disfrazado de las bondades
de la Responsabilidad Social Corporativa
y el humanitarismo.
Pero,
entonces, ¿no es la solidaridad uno de los cimientos fundamentales de la UE?
No.
El
asunto es que si se establecieran planes de desarrollo y ayuda concertados con
los países del Sur, no condicionados y con garantías de reembolso justas, y se
cambiaran las reglas del comercio internacional –soy consciente de lo ingenuo
del planteamiento-, ello revertiría necesariamente en unas mejores condiciones
de vida para la población de estos países, que en una situación de bienestar,
optarían por disfrutar de sus familias y permanecer junto a los suyos en lugar
de arriesgar la vida por tocar suelo europeo. Estos países, de pronto, contarían
con una sociedad civil joven y fuerte, bien alimentada, con acceso a la
educación y sobre todo, con tiempo suficiente para vivir, capaz de generar
desarrollo y crecimiento endógenos, y de protagonizar procesos de
democratización locales. Todo ello, por si a alguien se le escapa, implicaría
irremediablemente el derrocamiento de las élites locales apoyadas por el Norte,
la construcción de Estados Soberanos y la pérdida de privilegios del
neocolonialismo europeo, de los que, por cierto, habría que pedir cuentas por
las vulneraciones y atentados cometidos contra los DD.HH. Todo lo contrario de
lo que interesa a Occidente.
¿Interesa
pues la democracia a Europa? Poco o nada. Se constata, pues, que el otro pilar
sobre el que se cimenta la UE, no es tampoco una aspiración universal para los
Estados europeos.
España como Estado
Policía y la osadía de entrar por la ventana.
La
política migratoria europea no se basa en Tratados y Convenciones
Internacionales de DDHH sino en Tratados Bilaterales, Directivas de Retorno y
Leyes de Extranjería. La doctrina de la contención frente a la del humanismo,
la democracia y la solidaridad. El símbolo de esta política es FRONTEX[2] como garante de los Derechos In-Humanos, macabro gendarme
sepulturero de los millones de vidas perdidas en las costas del Sur de Europa.
En
este marco, a España, como a Italia, le toca la putada de contener. A toda
costa, contener. La clave está en eso mismo, en que parezca que contenemos con
todas nuestras fuerzas, que estamos haciendo un esfuerzo hercúleo para salvar a
la civilización occidental de la invasión africana, en aparentar estar al
límite de nuestras fuerzas.
Los
medios de manipulación del régimen se encargan de crear el clima de amenaza y
alarma social. Nos hablan de cientos de miles de africanos que esperan al otro
lado de la valla para invadir nuestro país. Si uno se fija, junto a las
noticias de la inmigración, siempre suelen ponernos una noticia de la crisis
económica que vende de manera oportunista la carestía que sufrimos en España.
La intención es clara. Con lo mal que ya estamos, si sobramos la mitad, encima
ahora que nos entren más.
Pero
para contener no se han escatimado esfuerzos. La valla, de 12 kilómetros de
longitud y presupuestada inicialmente en 33 millones de euros[3], se compone de dos
elevaciones de 6 metros y una sirga tridimensional (especie de foso de hierros
entre valla y valla con estacas de acero), cuchillas y alambre de espino,
cámaras, focos deslumbrantes y sistema de agua a presión con pimienta. Además,
recientemente se han reforzado efectivos de vigilancia y un sistema de malla antitrepa
de última generación- ¿habrá que preguntar al Ministro si ha sido testada por
Israel con los palestinos?
Todo
ello porque si se trata de contener, nadie contiene mejor que nosotros. Y
claro, cuando se va al límite se empieza a cagarla y a evidenciar las
chapucerías de España como Estado Policía de Europa.
Pero
lo realmente acojonante, es que nuestro Ministro, acabe explicando que no se
trata de una cuestión de rechazo sin más, si no de entrar por la puerta y no
por la ventana[4].
Acojonante señor García-Maragallo. Se lo diremos a nuestros amigos
subsaharianos. Les diremos que antes de iniciar la travesía de cruzar países jugándose la vida, a merced de mafias,
desiertos y Señores de la Guerra, se lo piensen dos veces, y en vez de entrar
de manera desordenada por la ventana, toquen a la puerta, que claro, el Estado
español es muy hospitalario y todo el mundo tiene derecho a emprender una vida
mejor en España. Eso sí, tocando la puerta, Ley de Extranjería mediante, que
ahí es nada. Les diremos que soliciten el visado por estudios, o por turismo, o
mejor aún, que esperen a la oferta de contingente de trabajadores que el Estado
español, viendo el excedente de oferta de empleo existente, tiene previsto lanzar
en Malí, Burkina Faso, Senegal o Etiopía.
El argumento de la corrupción como exclusión de
responsabilidades.
Es
el argumento estrella. Resulta tentador, siempre queda a mano. No existe frontexseguidor que se precie que no haya
recurrido a él para apoyar su argumentario. Vendría a decir: “Ellos –por las
personas de origen inmigrante- son los responsables de su desgracia, tienen
gobiernos corruptos…” y se quedan tan panchos.
Juzguen
ustedes si la corrupción es una cuestión que afecta tan sólo a países
tercermundistas. Tal vez radique aquí radique nuestro error, pues en decencia lo de
tercermundistas es una cima demasiado honorable para nosotros. Pero claro, lo
que en nuestro país es soportable, en otros países es abominable. Y no
olvidemos, que gran parte de las corruptelas de estos países tienen su origen
en las ansias de poder de los nuestros y sus multinacionales.
Por
otro lado, el argumento resulta desolador para nosotros mismos. Si el hecho de
haber nacido en un país gobernado por políticos de medio pelo, que se dejan
sobornar por empresas y abrazan la corrupción, limita tu derecho a buscarte la
vida en otro país, no sé entonces qué van a hacer los jóvenes españoles que
abandonan diariamente nuestro país en busca de un futuro que aquí se les niega.
Ventanas, évola y
ciudadanía global. Lo que hay que comprender.
En
el mundo actual globalizado, no se puede aspirar a la paz perpetua kantiana a
través de repúblicas regionales blindadas, que por mucho que nos vendan,
permanecen indemnes a los horrores, asesinatos y exterminios invisibles que
padecen otros países, de los que son cómplices silentes o cooperadores
necesarios. Es un error. Frente a ello, es imperativo hacer valer la dimensión
de la ciudadanía global, comprender las interdependencias, solventar las
asimetrías y desigualdades, repensar las fronteras y vencer la categorización
nacionales-inmigrantes, ciudadanos de allí-ciudadanos de aquí. Se trata, en
última instancia, de dotar, a este lugar llamado mundo, de un habitante de
categoría trascendente llamado humanidad, devolverle el sentido que los de
siempre se empeñan en negar. En materia de Derechos Humanos y Solidaridad, no
caben medias tintas. La solidaridad o es universal, o no lo es.
Si
mañana, como escribía Galeano, el Norte fuera el Sur, y en nuestras tierras el
ébola o la pobreza amenazasen con borrarnos del mapa, condenándonos al mar como
única salvación a nuestra muerte y la de los nuestros, comprenderíamos que
cuando se trata de preservar la vida, la cuestión no es entrar por la puerta o la
ventana, si no vencer a la muerte a toda costa. Lo dice uno que vivió en el
Sur, en el de abajo, y vivió en otros el horror de saberse muerto por el hambre.
[1] Estrategia UE en materia de ayuda
internacional al desarrollo de los países del Sur.
[2] Agencia europea creada en 2004 encargada
de la gestión, apoyo y cooperación con los Estados de la UE para regular y
fortalecer la política de fronteras exteriores de la UE.
[4] Declaraciones del Ministerio de
Asuntos Exteriores y Cooperación García- Margallo a la prensa el 22.07.2014.